lunes, 23 de junio de 2014



Ponte el moño apretao' sirena,
que se joda el viento, 
rompe las horquillas de espuma, 
y déjame que te remache sonrisas de hierro 
de esas que disipan las brumas, 
y sé que entre los males nos lloverán cristales, 
yo iré descalzo y tú desnuda, 
al son del amor del ronco tambor que toque la luna. 

Vamos a trepar a la copa de este sol de enero, 
y a hacer un nido en su ramaje, 
y allí reírnos viendo como a cada minutero 
se lo devora el oleaje, 
que cuando entre mis brazos resuenen cañonazos 
yo iré perdido entre tus dunas,
dejándolo todo, quemando los tronos donde reinen dudas. 

Y báñate en mis ojos, que se joda el mar 
que quiera mecerte a su antojo, 
si no somos nadie a nadie va a encontrar, 
y si a las heridas quiere echarles sal 
sólo va a encontrarse cerrojos 
y las cicatrices de la soledad. 

Coge resina para untarnos poco a poco el cuerpo, 
por si vuelve la ventolera. 
Y mientras tanto, entre los huecos que nos deje el tiempo, 
deja volar tu cabellera, 
que si a nuestra locura vuelven nubes oscuras 
nos cogerán frente con frente y codo con codo, 
cada vez más solos, rodeados de gente. 

Y báñate en mis ojos, que se joda el mar 
que quiera mecerte a su antojo, 
si no somos nadie a nadie va a encontrar, 
y si a las heridas quiere echarles sal 
sólo va a encontrarse cerrojos 
y las cicatrices de la soledad.


Marea - Que se joda el mar

martes, 17 de junio de 2014


El principito se fue a ver nuevamente las rosas:

-No sois en absoluto parecidas a mi rosa; no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Y las rosas se sintieron molestas.

-Sois bellas, pero estáis vacías -continuó-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que ella es la rosa que he regado. Puesto que ella es la rosa que puse bajo un globo. Puesto que ella es la rosa que abrigué con el biombo. Puesto que ella es la rosa cuyas orugas maté (salvo dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a la que escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse.

Porque ella es mi rosa.

Y volvió hacia el zorro:
-Adiós -dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
- Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.
-El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
-El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse.

Fragmento de El Principito. Capítulo XXI

martes, 3 de junio de 2014





Te llevaría donde acaba la ciudad 
Para soltar nuestro instinto animal 

Para incumplir las leyes de los hombres 

Pintándonos la cara como indios cazadores 

Te llevaría hasta el final de los océanos 
Aunque durmiéramos en nidos de los pájaros 
Subidos a los álamos sin saber nada del amor 
Solo seríamos el sitio al que llegáramos.

Donde acaba soledad te llevaría 
Y que tu mano se juntara con la mía 
Como si hubiera sido un gesto equivocado 
Como si nunca nos hubiéramos tocado.

Carlos Sadness